Reseña de "La muerte del autor (Roland Barthes )"

Tras un inicio fácil de digerir,el autor invita repasar uno de los pasajes de sarrasine de Balzac, en el que un hombre centrado en el travestismo y su diálogo dan cuenta del desprendimiento de la voz del autor, en el momento en que la palabra es puesta en el papel. Dando lugar a la reflexión y en el sentido más puro el olvido. Sobre cómo nosotros podemos olvidarnos y desprendernos de todo aquel producto, que una vez finalizado podemos decir que ha cumplido su unión con el artista. Aunque la obra siempre tendrá una conexión en el sentido, que siempre será parte de algo sensible que se fue capaz de imprimirse allí.

En algún momento ya no se tendrá un control, pues el autor al comenzar su relato se desprende de sí mismo y da lugar a un mediación, tal como era manejada por las culturas chamánicas. Al mismo tiempo hace una serie de comparaciones, donde si se deja que la figura del autor prime se tendrá una condena eterna a que la obra no sera nada sin su autor.

Aunque se escuche complicado y contradictorio en el discurso dictaminado por Roland Barthes, realmente lo que él hace es poner en la mesa de juego un tema más profundo sobre el contenido de la obra y las que partes funcionan como engranajes de una maquinaria invisible. Llámense el autor o el entorno de creación y hasta de posicionamiento de las obras y cómo estas partes pueden cambiar por completo una obra incluso llegando a inferir el cuestiona miento de hasta dónde una obra es válida y existente sin la autoría o en el anonimato mismo.

Estudiando los postulados donde se habla de un muerte del lenguaje por parte del autor propuesto por Mallarmé y apegandonos mucho más lo dicho por Bretch, se llega al uso del lenguaje como una búsqueda performativa, en la que no importa más que las suertes dictadas por algún escenario, donde se permite un libre desarrollo y crecimiento de estas ideas mostradas en inicio y experimentadas por el lector. Se deja en un plano más alejado a aquel autor que no debe cobrar tanta relevancia convirtiendo al mismo lector en una suerte de narrador y testigo que se apropia de algún modo de los postulados propuestos anteriormente.